Tan peculiar su abstracta fisonomía,
me atrajo sin más.
Se obcecó en mantenerme alerta
ante su parpadeo.
Logró que me perdiera en su laberinto
de Creta.
Y atando cabos uní la interrogación
a la respuesta :
Acierto
¿Qué más da donde se oculte
su singular presencia?
L.
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