lunes

 Salgo a un mundo al que no pertenezco, me inclino ante él sabiendo que me humilla cómo a todos.

Sobre la colina dos mujeres mantienen un diálogo y me indican que baje la cabeza, que arañe la tierra, que me desnude y me arrastre hacia la lengua del mundo. Que deje que me lama. 

Y yo me dejo.

Me envuelve entre sus dientes y sus labios y me dice que gima, que jadee, que pronuncie su nombre. 

Y yo lo hago. 

Lo grito hasta que las dos figuras desaparecen y el mundo me traga, disonante, furioso, enardecido cuándo he aullado su nombre. 


El tuyo 


L. 



domingo

 A veces tengo tantas ganas de abrazarte, de besarte, de entregarme de nuevo, de rendirme, que me inundo por dentro y el alma se rebosa por los ojos.

Tantas cómo golpearte y odiarte y sacarte de mí, desprotegido y sólo. 

Entonces el paso que doy retrocede y vuelvo a clavarme un puñal en el pecho.

Casi no puedo respirar. 

L. 




lunes




Te pienso y vienes. Y ahora estás aquí y me abrazas y desaparece el mundo
Tocas con los dedos mis labios, los rodeas, los perfilas de estrellas y nos vamos lejos.
Me dices que todo va a pasar y que ambos estaremos. Que estarán nuestras cosas ordenadas para que nada nos duela.
Me abrazas... Me abrazas y siento tu pecho, mi casa.
Te pienso, te llamo y apareces para acariciarme, para besarme, para olvidar que estamos tendidos en una incertidumbre y que podemos caer.
Entonces te pienso muy fuerte, te pienso en un grito, te pienso dormida para no caerme y evitar que te caigas y que puedas venir y vencer todo este miedo cada vez que te piense.


                                  L.



miércoles



Hay una especie de inquietud que se adhiere a la costumbre
Para mí no.
Tal vez  porqué si llegas sediento , abro mi manantial para  que te sacies.
Y cuándo digas agua pienses  en mis besos.
Y cuando  pienses besos se te haga la boca agua.

                                    L.

martes



A veces busco el pedazo llamado : Indiferencia.
Y no lo encuentro.
-Quizás aún no esté entera del todo-Pienso.
Hasta que una palabra rasga, triza, atraviesa el hielo que me envuelve.
Y se me viene encima todo el amor de golpe.

L.

lunes



Aún me cuesta mucho mirar el mar y no ver tu barco.
Me cuesta mucho no ver su estela brillante, su cola de estrellas, la alfombra bordada con los hilos de tu universo.
Me cuesta respirar porqué un gran suspiro se cuela por la falla del corazón y se queda estancado en los párpados, cómo si a ese mar le faltara agua y necesitara de mis lágrimas para seguir latiendo.
Me cuesta que la luna no dibuje la silueta de sus velas surcando el horizonte y que no suene de fondo las teclas de tu timón
Me cuesta mucho aceptar este nuevo paisaje sin la proa desde la que nuestros besos fugaces iluminaban la noche.
Aún, echarte de menos me cuesta muy poco, no imaginarte Poseidon me cuesta demasiado y quererte, aún, no me cuesta nada.


                               L. 




                                L.

martes


 Me cubre una conmovedora caricia que aún no adivino.

Pequeños golpes que me empujan hacia la superficie, rodeándome de blanca espuma, aligerando mi peso, transformándome en una pluma que vuela mojada en pos de una luz conocida, familiar a mi naturaleza. 

Desde la profundidad de tus ojos ahora transito a la deriva, navego sin los remos de tu mirada. 

Tanta sal duele.

Duele tanto que a veces, encallo. Me quedo varada escuchando el rumor del oleaje y me dejo llevar por la resaca evitando las redes. 

Pero aún vienen besos a susurrarme que la sal también cura. 

Es estonces cuando más deseo ahogarme. 

L. 


domingo


El sol empapela las paredes de la alcoba.
Entra por la ventana desgranado,
con mil rayos de henna entre los dedos.
Afinando los violines de la calle,
donde muere de lágrimas la risa.
Aún soy abril, mañana mayo.

L.




sábado


Sopla mis pezones y con los dedos
en forma de tijera los moldea a su antojo.
Escupe en uno de ellos y comienza a 
dibujar letras en la areola.
Siento un escalofrío, ya la piel se me eriza.
Chupa, succiona y me arranca un gemido que 
in crescendo se torna una bandada de pájaros.

L.




viernes

En el entresuelo aún persiste el rastro
de mi cuerpo reptando.
Musitando el blues que provoca el 
tuétano de nuestros huesos cuando
chocando, avivan las notas del melisma.
Un golpe alado llenando la vagina.
Cuerdas de una guitarra son los pulsos
de tus dedos entre mis piernas.

L




Tengo una constante necesidad de silencio.
Hay quien dice que es el ruido lo que te mantiene 
conectado con el mundo.
Pero me gusta mi oído metafísico y escuchar 
la música en lugares poco comunes.

L.


Quedar inmersa en el piélago de la memez,
cuando la vida es no rendirse.
Tal vez una nueva canción 
me abra las branquias.
¡Hay tanto por hacer!
Tu sin respiración
y yo tan llena de oxígeno.

L.


Entre cuatro paredes,
allende el mundo.
Tú y yo,
Exentos al abismo.
Desnudos hasta de huesos.
Tu yo y mí tú.
Relajadas las carnes para querernos.
Tu tú y mi yo.
Desgranando una luna para sabernos.
En el cenit del tiempo.
Tú,yo.
Y yo,tú.

L.


Hacer castillos en el aire para que tú los asedies. 


Me preguntas de mi amor y es muy sencillo:
21 gramos.
-¿Cómo estás?-
-A veces me toco el pecho para comprobar que respiro.
Pero bien-





Tengo una inapetencia total a lo que veo.
Me constriñe el humus de la avenida solitaria.
No me da miedo.
Acaso hago ruido al caminar, con una insistencia 
abocada a una total desolación.
No hay nadie en esta acera, ni en la de enfrente.
Entro en el portal.
¿Que tal?
Menos mal que me traje la música, el baile y la 
luna de unos ojos.

L.


(Se me están muriendo las mariposas del estómago)




L.

sábado



Salí a tientas, muda, muerta.
Y allí desnuda en la puerta,
rota, sin rumbo, vencida,
sin más traje que la vida,
sin más vida que la nada,
con el alma destrozada
gélida cómo el invierno...
Jure qué no te quería.

Iré directa al infierno

L.




No debiste de romperme


Lo que no tenías previsto es que
te romperías conmigo. 
Aunque nunca lo dirás 
(Seguro que tu orgullo es uno 
de los pedazos que permanecen intactos)
Y eso es lo malo :
ninguno de los dos puede recoger al otro. 
O por lo menos yo, que no puedo ni recogerme a mi misma. 
Habrá que vivir con eso. 

Feliz Vida 

L. 


Y tú, que no has nadado en mis entrañas... Nunca sabrás en cual de mis huellas florece una rosa