viernes

En el entresuelo aún persiste el rastro
de mi cuerpo reptando.
Musitando el blues que provoca el 
tuétano de nuestros huesos cuando
chocando, avivan las notas del melisma.
Un golpe alado llenando la vagina.
Cuerdas de una guitarra son los pulsos
de tus dedos entre mis piernas.

L




Tengo una constante necesidad de silencio.
Hay quien dice que es el ruido lo que te mantiene 
conectado con el mundo.
Pero me gusta mi oído metafísico y escuchar 
la música en lugares poco comunes.

L.


Quedar inmersa en el piélago de la memez,
cuando la vida es no rendirse.
Tal vez una nueva canción 
me abra las branquias.
¡Hay tanto por hacer!
Tu sin respiración
y yo tan llena de oxígeno.

L.


Entre cuatro paredes,
allende el mundo.
Tú y yo,
Exentos al abismo.
Desnudos hasta de huesos.
Tu yo y mí tú.
Relajadas las carnes para querernos.
Tu tú y mi yo.
Desgranando una luna para sabernos.
En el cenit del tiempo.
Tú,yo.
Y yo,tú.

L.


Hacer castillos en el aire para que tú los asedies. 


Me preguntas de mi amor y es muy sencillo:
21 gramos.
-¿Cómo estás?-
-A veces me toco el pecho para comprobar que respiro.
Pero bien-





Tengo una inapetencia total a lo que veo.
Me constriñe el humus de la avenida solitaria.
No me da miedo.
Acaso hago ruido al caminar, con una insistencia 
abocada a una total desolación.
No hay nadie en esta acera, ni en la de enfrente.
Entro en el portal.
¿Que tal?
Menos mal que me traje la música, el baile y la 
luna de unos ojos.

L.


(Se me están muriendo las mariposas del estómago)




L.