martes
A veces , desquicia esa manera de llegar la luz. Aparece como una tramposa.
-Nuestros ojos son diferentes- Dijo el balsero.
No existe un orden, ni un tiempo que marque el paso de la oscuridad a la luminiscencia mas absoluta.
Los ojos sabrán dormir despiertos, aprenderán de las horas aún estando cerrados.
Ella entonces comenzó a leer en segundos.
Como todo, todo lo que conocía hasta entonces tendría una sucesión...
No dijo nada ni a nadie cuando se advirtió del movimiento del trigo.
Y de la balsa.
Akram la miraba de soslayo.
Jamás podría nada igualarse a los ademanes del sur.
Soñar ya es un privilegio , se dijo...
L.
frag, "La estación de los ángeles"
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