En cada negro los niños se arremolinaban en torno a la hoguera.
Ya antes de las nubes bajas los dejábamos acostados pensando que podrían dormir y así nosotros aplicarnos a la vigilia .
Sucumbimos al continuo levantarse del uno y del otro y del otro...y así se creó una jerga silenciosa entre nosotros
Ella comenzó con el juego de las sombras.
Primero:
Aquel que elaboraba una forma, removía el rescoldo.
Llegó el turno del albino.
Doce a la izquierda
Todos conjuramos la mirada en ese punto...
-lleva una estrella colgando de su cuello-
Saltó una chispa, así, sola (Cómo saltan las chispas de cualquier fuego)
El albino, con el índice , marcó las coordenadas de cada pavesa.
Entonces un coro de ojos adivinó un cielo de estrellas anaranjadas.
Ya desde aquel día esperábamos la volátil adormidera de su dedo...
L.
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